MANUEL HOLMES



Ingenioso, creativo, inquieto, perspicaz, investigador o exigente son algunas de los atributos con los que me identifico como profesor que comparto con el famoso detective, ambos tenemos un afán resolutivo, analizamos todas las variables e intentamos desvelar los interrogantes con cierto grado de valentía ya que esperamos grandes resultados en cuenta al esfuerzo realizado por resolver las dudas, tramas, entresijos, vicisitudes o problemas a los que nos enfrentamos.

Me gusta entender, conocer y comprender a los alumnos para poder llegar a influir en ellos, motivar un cambio y evaluar el grado de consecución de los objetivos, personalizar el proceso educativo en función a la personalidad del alumno, darle confianza y respuestas a sus preguntas en pro del éxito educativo que redundará en su desarrollo completo como persona íntegra.

Cada alumno es un mundo, y podemos fallar en nuestra estrategia motivacional pero nunca desistiremos de nuestra finalidad educativa, esfuerzo diario, compromiso, utilizar toda nuestra experiencia y conocimientos en nuestro trabajo diario y no reblar en nuestras convicciones que nos han llevado donde estamos ahora.

Hemos perdido el miedo, de tanto fallar tenemos la suficiente confianza y perseverancia que sabemos que implementaremos con éxito la metodología adecuada a cada alumno, tiempo y ganas es la clave y virtud de nuestra personalidad y, al igual que Sherlock, nos seguiremos equivocando, pero con actitud y deseo, llegaremos juntos profesor y alumno a la meta que se proponga el educando.

Y no, no vamos a más congresos que un médico, nuestros congresos son en nuestro foro interno, evaluando, despejando incógnitas, analizando las diferentes equis que nos encontramos tanto en un aula como en la vida, ya que tanto ser profesor como ser Sherlock Holmes es una forma muy particular de vivir.

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